Por: SOS Internacional
Una palabra que tiene mucho peso aquí en SOS es "Resiliencia". Resiliencia viene de la palabra latina "rebotar" o "retroceder" y se define como "las cualidades personales que permiten a uno prosperar ante la adversidad". La resiliencia es la capacidad de afrontar el cambio y seguir desarrollándose, siendo capaz de volver a levantarse y seguir adelante. Una persona resiliente es una persona capaz de resistir o recuperarse rápidamente de condiciones o cambios difíciles. Las personas resilientes son admiradas por su tenacidad, agallas y valentía, por nombrar sólo algunas cualidades.
La resiliencia es una habilidad que se desarrolla. Creemos que todos deberíamos aspirar a aprender y cultivar la resiliencia como individuos y comunidades. He aquí seis cualidades que hemos observado en las personas resilientes.
1. Son flexible
Para llegar a ser resiliente, uno debe superar retos importantes y tener la necesidad de perseverar. Las personas resilientes saben adaptarse a los cambios y recuperarse de las dificultades. A través de estos retos, aprenden el don de la flexibilidad. Ser flexible es crucial porque el cambio es inevitable y su impacto en nuestras vidas es impredecible.
2. Tienen un perspectiva positiva
Muchos se han enfrentado a situaciones que les darían derecho a adoptar la postura de víctima. El camino de la resiliencia desecha la mentalidad de víctima y forja una visión del futuro llena de fe y esperanza en lo que está por venir. Las personas resilientes cuentan con la increíble herramienta estratégica de la gratitud, que libera sus corazones para el viaje, ayudándoles a elevarse por encima de la oposición y el desafío. La positividad en todas las circunstancias no siempre es fácil, pero la resiliencia basada en la gratitud permite a las personas elegir una perspectiva positiva.
3. Tienen Inteligencia y regulación emocional
Una buena inteligencia y regulación emocional nos ayuda a afrontar el reto de desarrollar y aumentar la resiliencia. Las personas emocionalmente conscientes permiten intencionadamente que su pensamiento y su comportamiento guíen sus emociones, en lugar de dejar que las emociones tomen la iniciativa. Dedicar tiempo a cultivar la empatía, la compasión, la autoconciencia, la escucha activa, la renovación mental y el aprendizaje permanente nos capacita para afrontar los retos que se nos presentan.
4. En abrazar y construir la comunidad
El investigador de traumas Bessel Van Der Kolk, M.D., dijo: "El apoyo social es la protección más poderosa para no sentirse abrumado por el estrés y el trauma". Las situaciones y circunstancias que requieren resiliencia se recorren mejor dentro de una comunidad. Encontramos la fuerza abrazando redes sociales sólidas, cultivando relaciones estrechas, manteniendo la comunicación, aprendiendo a ser vulnerables y amando la diversidad. Si desarrollamos estas habilidades en nuestras comunidades, podremos abrazar y crear una comunidad hermosa y dinámica que nos acompañe en las tormentas de la vida. Tener una comunidad fuerte nos ayuda a tener una mejor perspectiva de nuestras circunstancias. La comunidad varía en función de cada persona. Puede ser un grupo de personas con intereses comunes, un grupo religioso, amigos íntimos, compañeros de clase, compañeros de trabajo o vecinos con los que tengas un fuerte vínculo.
5. Son buenos en resolución de problemas
A lo largo de la vida, nos enfrentaremos a muchos retos que requieren herramientas bien utilizadas para superarlos. Una de las características de las personas resilientes es que desarrollan formas sanas y sólidas de resolver problemas. La resolución de problemas incluye definir y analizar un problema, encontrar y evaluar opciones, tomar decisiones, actuar, reflexionar y aprender del proceso de resolución de problemas. Si incorporas estos principios a tu forma de enfrentarte a los retos, estarás preparado para afrontar los problemas con resiliencia y aprenderás a desarrollar soluciones sólidas.
6. Practican disciplinas saludables
El concepto de resiliencia implica retos, obstáculos o circunstancias superados a lo largo del tiempo. Como individuos, para sostener la fortaleza para recorrer este camino, debemos integrar disciplinas saludables que nos guíen y nos protejan. Estas disciplinas incluyen el descanso, la dieta y el ejercicio, asegurándonos de buscar consejo y de tener buenos entrenadores, adoradores, instructores, consejeros y personas en nuestro rincón que nos animen a estar sanos. Estas disciplinas no son fáciles, pero llevarlas a cabo a lo largo del tiempo da enormes resultados y te equipa para afrontar la vida con mayor resistencia.