Escrito por: Javier P.
La palabra "gratitud" es una palabra que seguramente oirás con frecuencia durante las fiestas. La gratitud es algo poderoso, y desempeña un papel importante en la transformación de nosotros y de nuestras comunidades. Probablemente hayas oído hablar de la práctica de la gratitud en el contexto de sus grandes beneficios para la salud física y mental. Pero, ¿qué impacto puede tener la práctica de la gratitud en una comunidad? He aquí algunas de las formas en que la práctica de la gratitud puede moldear y transformar tu comunidad.
La gratitud celebra los logros y fomenta la humildad
Cuando una comunidad practica la gratitud, se reconocen los logros de cualquier tamaño: ¡nada es demasiado pequeño para celebrarlo! Celebrar los logros, especialmente los conseguidos como comunidad, crea un sentimiento de humildad. Esto sucede cuando reconocemos que lo que se está logrando no se hace solo. Formamos parte de algo más grande: un grupo que trabaja conjuntamente para marcar la diferencia. Cuando una comunidad de personas agradecidas reconoce y celebra humildemente los logros, se inspira para hacer más cosas y más grandes.
La gratitud nos lleva de la intención a la acción
La gratitud nos mueve a la acción. Cuando reconocemos todo lo que tenemos que agradecer, nos motiva a mostrar bondad a otra persona. Nos anima a hacer un esfuerzo adicional o a desviarnos de nuestro camino para dar a los demás. La gratitud puede afinar nuestra conciencia de las necesidades de los demás.
Digamos, por ejemplo, que estás agradecido por tener comida en la mesa. Debido a tu gratitud, eres más consciente de que otros pueden luchar contra la inseguridad alimentaria. Esta conciencia, unida a una actitud de agradecimiento, nos motiva a dar. Esto puede consistir en dar a una despensa local, servir en un banco de alimentos o invitar a alguien a comer. Una comunidad entera que practica la gratitud es una comunidad que ayuda activamente a satisfacer las necesidades de quienes la rodean.
La gratitud marca un nuevo ritmo
Practicar la gratitud requiere que seamos intencionados: tenemos que elegir ir más despacio y reconocer las cosas que nos hacen estar agradecidos. Esta ralentización del ritmo nos ayuda a asimilar momentos que, de otro modo, habríamos pasado por alto. Vemos mejor a las personas y sus necesidades cuando no tenemos prisa. Disminuir el ritmo es un gran resultado de la práctica de la gratitud, especialmente durante el ajetreo de las compras navideñas, las fiestas y los eventos. Cuando tu día se acelere, tómate un momento para reducir la velocidad, ser agradecido y notar lo diferente que se vuelve el mundo a tu alrededor.
Lo mejor de la gratitud es que su impacto es durante todo el año, no sólo durante las fiestas. ¿Qué áreas de tu vida puedes poner en práctica la gratitud? Practicar la gratitud no sólo te transformará a ti, sino también a la comunidad que te rodea.